A pesar de ser un pacifista convencido y declarado conocía bien el carácter y la carrera armamentista del régimen de Hitler, interesado en la obtención del formidable instrumento de destrucción.
A pesar de haber sugerido en su carta el desarrollo de la bomba, Einstein siempre manifestó desprecio por la violencia y las guerras, aun así es considerado el «padre de la bomba atómica». Einstein no participó en los experimentos para el desarrollo de la bomba de fisión en Los Alamos.
En plena Segunda Guerra Mundial apoyó una iniciativa de Robert Oppenheimer (aparece junto a él en la imagen) para comenzar el programa de desarrollo de armas nucleares conocido como Proyecto Manhattan.
En su discurso pronunciado en Nueva York, en diciembre de 1945, expuso:
En la actualidad, los físicos que participaron en la construcción del arma más tremenda y peligrosa de todos los tiempos, se ven abrumados por un similar sentimiento de responsabilidad, por no hablar de culpa. (...)
Nosotros ayudamos a construir la nueva arma para impedir que los enemigos de la humanidad lo hicieran antes, puesto que dada la mentalidad de los nazis habrían consumado la destrucción y la esclavitud del resto del mundo. (...)
Einstein: Hay que ganar la paz (1945)
En 1914, 93 prominentes intelectuales alemanes firmaron el «Manifiesto para el Mundo Civilizado» para apoyar al Hitler y desafiar a las «hordas de rusos aliados con mongoles y negros que pretenden atacar a la raza blanca», justificando la invasión alemana de Bélgica; pero Einstein se negó a firmarlo junto a sólo otros 3 intelectuales.
Fuente:
washington.edu
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